¿Sabías que desde cuanto más alto salte un gato, menos daño sufrirá al caer?
Cuanto más alto cae alguien, más daño se hace. Esto es ley de vida. Sin embargo, con los gatos no siempre es así. Con esta escusa, hablaré de física (esa disciplina que tan poco gusta a la gente por su complejidad de entendimiento) y de paso dar respuesta a algo que muchos saben y pocos pueden explicar.
Inconscientemente, los gatos son unos físicos privilegiados. Todos sabemos que si lanzas un gato de espaldas al suelo desde cierta altura, este se revuelve en el aire y aterriza de pie y sin daño alguno. Pero esto no explica que si un gato cae desde un quinto piso, sufra menos daño que desde un segundo piso.
Existe un principio en física que determina que con cuanta mayor superficie caigas, menos presión recibirás en el golpe. Por eso un cuchillo afilado corta más, porque tiene menos superficie y por tanto más presión en lo que corta. O por eso también si cae un ascensor al vacío contigo dentro, la mejor opción es tumbarte en el suelo (y no saltar en el último momento).
Los gatos adoptan la postura defensiva cuando notan la aceleración de la caída. Una vez lo consiguen, se pierde la aceleración y adoptan una postura menos encogida, ofreciendo así mayor superficie de contacto con el aire. De esta forma, el aumento de contacto genera mayor resistencia por parte del aire, y éste frena cada vez más su caída. Esto, añadido a que cuando llegan al suelo lo hacen con las patas bien abiertas repartiendo la presión por todo el cuerpo, son la simple explicación al curioso suceso. Lo dicho, nadie como ellos para sacar partido a este simple principio científico. ¿Así que siete vidas eh? ¡Así cualquiera listillos!
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