¡Buenos días! Hoy es viernes 3 de febrero, qué alegría ver el fin de semana tan cerca. Hoy vamos con un poco de historia, y como es verdad que me centro mucho en la historia europea, hoy me voy a ir al lejano oriente. Os hablaré del emperador Shih Huang Ti, la gran figura histórica por excelencia del pueblo chino.
Zheng (su auténtico nombre), nació en noviembre de 259 a. C. en la era Chan Kuo (Edad de los reinos guerreros), y es que China se encontraba dividida en estados independientes que luchaban incesantes entre sí. Zheng era el rey de uno de ellos, el de Ch'in, al este del país. Accedió al gobierno en el 238 a. C., cuando cumplió la mayoría de edad. Pronto se erigió como un líder nato, y su astucia para la guerra le permitió conquistar todos los estados independientes, de forma que en el 221 a. C. se proclamó emperador de toda China. Entonces asumió el nombre de Shih Huang Ti, que significa "El primer emperador".
Con la ayuda de su ministro Li Seu, trabajó duro para unificar China y convertirla en un gigantesco imperio: construyó una red centralizada de carreteras y canales, unificó la moneda y las medidas, abolió el feudalismo, estandarizó la escritura y estableció la filosofía legalista (que apoyaba el absolutismo) como única doctrina oficial. Para defender el país de los pueblos mongoles que resistieron su conquista, fue él quien construyó la Gran Muralla China.
En septiembre del 210 a. C. fallecía sin dejar testamento, por lo que se ocultó su muerte varios meses. Sus asuntos fueron llevados por Li Seu, mientras el cadáver del monarca era paseado en diligencia para no levantar sospechas. Para disimular el olor de su avanzada descomposición, lo cubrían de pescado. A mediados del año siguiente, es enterrado en su mausoleo con los famosos guerreros de terracota, los Guerreros de Xian.
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