¡Buenos días a todos! Hoy es viernes 2 de marzo, y empiezo la semanita con un empujoncito al blog. Esta tarde me decanto por la física, y lo hago por un tema que trae cola, la Teoría de Cuerdas. Los que sientan un mediano interés por la disciplina, habrán oído hablar de ella, y sin embargo no tendrán muy claro qué es. Normal, para explicarla de forma más o menos entendible, necesitaríamos más de un blog para ella solita. No obstante, en tres párrafos os la descubro muy pero que muy por encima, lo justo para que entendáis de qué va y medianamente podáis defenderos en ella. Vamos allá.
El universo se compone de partículas distintas (electrones, fotones, quarks, muones...) con características distintas (carga, masa...) y que interactúan entre sí por electromagnetismo, gravedad y muchas otras fuerzas. Lo que la Teoría de Cuerdas defiende es que estas partículas e interacciones son en realidad una especie de membranas o cuerdas de energía, que además de moverse en el espacio-tiempo, pueden vibrar. Las distintas formas de vibrar son las que nos descubren las partículas con sus correspondientes características (carga y masa).
Para explicarlo más sencillamente, imaginaos una guitarra. De una misma cuerda, podemos obtener notas diferentes, y todo ello por las diferentes formas en que podemos hacer vibrar una única cuerda. No hay que entender a esta como una única teoría, ya que la constituyen una serie de hipótesis, como la teoría de supercuerdas, la teoría M y la teoría F entre otras.
La Teoría de Cuerdas no explica todas las incógnitas del universo, pero sí que es la más próxima a hacerlo. Además resuelve el problema de cómo entender la gravedad a nivel cuántico, enigma que ha sido todo un quebradero de cabeza para la física de todo el siglo XX.
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